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Salud
CONOCER EL CEREBRO
Educación y proceso de evolución cerebral - 7ª parte
Fuente: Extracto de la obra "Conocer el cerebro para la excelencia en la educación"
El aprendizaje de otras materias (continuación)
ara enseñar es preciso conocer los modelos mentales del alumno Imaginemos que se trata de resolver el problema que se indica a continuación y que en ocasiones se ha planteado en concursos de televisión de diversos países. A continuación se va a describir en qué consiste el juego.
En el plató están dispuestas tres puertas, que ocultan otras tantas cámaras (Figura AI.)
Tres cámaras, tras la puerta de una de las cuales
se encuentra el premio
Fig. AI
¿Qué hará el concursante?. Si tiene el ánimo sereno y frío, elegirá aquella opción que le proporcione una mayor probabilidad de ganar; si cree que las probabilidades de ganar son iguales e independientes de la opción que elija, no se complicará la vida y se decidirá indiferentemente por cualquiera de las dos opciones.
Pues bien, comienza el juego: supongamos que el concursante empieza por elegir, de entre las tres puertas, la marcada con la letra A (figura I: la cámara seleccionada se representa separada de las otras dos).
Fig. AII
Seguidamente, de acuerdo con el procedimiento establecido, el presentador se apresura a abrir una de las otras dos, supongamos que abre la C, que da acceso a una cámara que se comprueba que está vacía y no contiene ningún premio (figura AII)
Fig. AIII
Descartada la puerta C (es obvio que la cámara tras ella no tiene el premio), el presentador, fiel al compromiso manifestado al principio, ofrece al concursante la opción de mantener su elección inicial, esto es, la cámara A, o cambiar de opinión y optar por la B. Como se decía antes, nuestro concursante es lo suficientemente agudo como para elegir la opción con probabilidades más altas de acertar, si es que existe ¿Podríamos ayudarle? ¿Entendemos que hay una puerta con más probabilidades que la otra de que esté el coche detrás de ella? Si fuese así, ¿de cuál se trata?
La respuesta correcta es que, una vez descartada la puerta C, la B tiene el doble de probabilidades de ser la que oculta el premio que la A, aunque la mayor parte de la gente suele opinar que ambas tienen las mismas probabilidades. Curiosamente, cuando se explica ante un grupo de personas, por qué las probabilidades están a favor de la B, suele ser muy difícil convencer a algunas de ellas, probablemente porque quien realiza la explicación no tiene una idea clara de los esquemas mentales de quienes se aferran tenazmente a la visión incorrecta, al tiempo que éstos no adoptan una actitud abierta para entender la explicación de quien se la ofrece. De lo anterior se pueden sacar dos conclusiones:
a) No es lo mismo disponer de unos determinados conocimientos que saber utilizarlos para la resolución de un problema: normalmente, todos aquellos a quienes se plantea el problema anterior tienen los suficientes conocimientos de estadística (ciertamente, bien sencillos) necesarios para resolverlo. Sin embargo, no aciertan a aplicarlos correctamente para dar con la respuesta acertada.
b) La segunda cuestión es probablemente más interesante: ¿Por qué resulta tan difícil hacer comprender, a alguien que mantiene una postura equivocada, cuál es la solución correcta? Probablemente porque, como se ha indicado, quien realiza la explicación no tiene una visión clara del modelo mental al que se aferra quien está en el error y por tanto, la explicación que se le da no aborda la corrección de dicho modelo mental equivocado. Como se decía al principio, para enseñar es preciso tener muy claro el modelo mental de aquél a quien se quiere enseñar.